Descubriendo la fuente de la amargura

14 08 2010

Eva es una mujer con sobrepeso, de como unos 32 años de edad. Siempre se ve molesta y eso es un secreto de Estado. Da clases en una universidad, no recuerdo ahora de qué materia, pero es la docente más conocida en todo el plantes, no porque sea buena en su trabajo, sino porque ella misma se ha dado fama raspando (reprobando) alumnos.

Pasarle con un 10 (la nota máxima es de 20) era ser de una élite exclusiva de genios, porque son pocos los que logran llegar con esa puntuación. Su salón de clase era el equivalente a un manicomio. Los pasillos eran una jauría de murmullos, nervios y mentadas de madre cada vez que había examen. Era lógico, Eva no parecía mostrar aprecio por lo que hace.

Las horas de clase con ella eran eternas.

Un buen día, un grupo de alumnos se pusieron a discutir para ver cómo resolver ese problema. La vía académica no sirvió para un carajo, así que es hora de la justicia por mano propia, al menos así pensaban los chicos.

– ¿Qué tal un susto de robo?

– ¿Un par de strippers?

– Anarquía.

Las opciones eran poco ortodoxas, pero al final, la menos mala resultó ser la segunda.

Eva se ausentó una semana, lo cual era un alivio en cierto modo, porque al volver las cosas sería más duras.

Es jueves, el fin de la semana de clases. El día perfecto para tratar de alegrar a Eva.

Contrataron a un par de muchachos que harían caer a cualquier fémina. Ambos vestían trajes elegantes, para pasar desapercibidos ante el resto de la universidad.

8:00 PM. Entra Eva a clases. Las luces se apagan, se encienden unas lamparas de color y suena música discotequera habitual. Los strippers empiezan a bailar y se despojan de sus sacos.

Eva pega un grito que alarmó a toda la sala:

¡QUÉ ES ESTO! ¡POR QUÉ ESTÁN ESTOS ASQUEROSOS TIPOS AQUÍ!

Los strippers ni siquiera se habían quitado el primer botón de sus camisas. Eva salió corriendo del salón y nadie entendía lo que pasaba. Una muchacha bastante lista dijo con cierta pena:

Creo que intentamos darle un salami a una mujer que disfurtaba de las cachapas.

 

 

Las siguientes semanas fueron largas, muy largas. Ninguno, ni la propia Eva decían algo al respecto. Y creo que lo mejor era no pronunciar nada.

 

Escrito exagerado basado en hechos reales.


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5 responses

14 08 2010
The Goddamn Devil

bueno chamo yo tambien tuve un profesor asi… le mandamos a robar el carro y se lo robaron, pero los examenes se le habian quedado en la casa…
asi que nacido para raspar ni que pague…
saludos

15 08 2010
andybortrex

yo mande golpear a un licenciado…..a todos reprobaba, y era hora de que page por eso…..

15 08 2010
ElMurcielago4

Joder, yo tuve una maestra asi y lo mas ironico es que se llamaba Eva.
Tu historia me parecio un Dejavu(salvo por la parte de los stripers). XD

15 08 2010
Metal Forever

O en el caso opuesto, que sea un profesor o maestro gay. Tuve 2 así, el de castellano del liceo, que una vez nos dijo párense derechos y métanse los bolsillos eso no es de glamour, o el que daba Lenguaje C en la universidad, que siempre se supo que el y uno de los rectores de apellido Peralta se les caía el plumero, en muchas ocasiones, como cuando nos graduamos, que el rector afirmo ser la progenitora de esta graduación.

19 08 2010
Yolotuve

¡¡¡ MUAAAAAAHAHAH !!!

SÍMPLEMENTE G-E-N-I-A-L.

Y me pregunto: ¿ Donde quedó el BUEN pop ?

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